Al fin y al cabo nuestra cabeza suele tener razón, pero por
algún extraño motivo nos dejamos guiar por lo que dice nuestro corazón.
Vamos por la vida con una estúpida armadura pensando que
jamás sentiremos dolor de esa manera, hasta que llega alguien que poco a poco
consigue quitarte esa estúpida capa de hielo. Te entregas totalmente, piensas
que todo va a salir bien. Tienes miedo de que todo sea tan perfecto, piensas
que es un sueño.
Una noche te acuestas con una sonrisa de oreja a oreja, al
día siguiente te levantas con el corazón en un puño. Todo lo que sentías, todo
lo que escuchabas y pensabas… Esa extraña montaña de recuerdos y sentimientos
ha desaparecido y solo te queda hacerte una pregunta “¿por qué?” Das miles y
miles de vueltas a la pregunta esperando obtener una respuesta, la cual no
encuentras y vuelves a repetirte de nuevo la pregunta “¿por qué?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario